
México aumenta índices de rotación laboral, causados por promover jefes sin formación emocional
La alta rotación laboral no siempre es culpa del salario, del mercado ni del colaborador. En muchos casos, la alta rotación del talento en las empresas se debe a que los líderes no poseen preparación emocional que rompen la cultura interna y ocasión un desgaste en los equipos.
Debido a los altos niveles de rotación, la mayoría de las organizaciones mexicanas buscan soluciones en procesos, beneficios o tecnología. Sin embargo, una de las principales causas por las que los empleados abandonan sus puestos se debe a la falta de un liderazgo emocionalmente eficiente.
De acuerdo con el informe “The Great Attrition” de McKinsey & Company, más del 75% de los empleados que renuncian voluntariamente lo hacen por motivos relacionados con la experiencia humana en el trabajo: sentirse poco valorados, no tener sentido de pertenencia o carecer de vínculos reales con sus líderes directos. Además, solo el 35% de las empresas identifican correctamente las causas de la rotación, y el error más común es asumir que se trata de una cuestión salarial, cuando en realidad se trata de liderazgo interpersonal y emocional.
Gustavo Robles, Chief Commercial Officer de GAPE (firma especializada en gestión integral de Capital Humano), menciona que el error más común en las empresas es el culpar al colaborador por irse. Pero lo que no se analiza es quién lo dirigía. En México, los niveles de rotación voluntaria en industrias clave como retail, logística, servicios corporativos y hospitalidad están por encima del 40% anual, de acuerdo con cifras de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos (AMEDIRH).
Bajo este paradigma, Gustavo Robles ha detectado que en 8 de cada 10 casos de fuga de talento, hay una relación directa con jefes que no han sido capacitados para manejar personas, solo procesos.
“Lo que hace que un empleado se quede no es el sueldo, es sentirse sostenido. Y eso solo lo logra un líder que sabe escuchar, intervenir y guiar desde la empatía. Un jefe con habilidades técnicas pero sin formación emocional puede dañar toda una operación”, comentó Gustavo Robles.
De acuerdo con Gustavo Robles, los jefes son promovidos por antigüedad o desempeño técnico, pero nunca se evalúa su madurez emocional. Para lograr enfrentar este problema, Gustavo recomineda una formación específica para mandos intermedios que integra herramientas de comunicación consciente, regulación emocional, retroalimentación constructiva y liderazgo ético, complementando las capacidades operativas tradicionales.
Para revertir esta tendencia, Robles recomienda que las empresas dejen de promover líderes solo por desempeño técnico y comiencen a invertir en formación emocional. Implementar evaluaciones de liderazgo basadas en empatía, escucha y manejo de crisis; capacitar a mandos medios en habilidades blandas; y acompañar los procesos con tecnología que mida no solo productividad, sino clima y percepción de liderazgo, son pasos clave para reducir la rotación y construir equipos sostenibles.
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